Colombia, el país con la mayor biodiversidad de aves del planeta, con más de 1.900 especies, de las cuales aproximadamente el 7% está en peligro de extinción. Dejó extinguir a un ave única en el mundo, El Zambullidor Cira, solo existía en Colombia.
El Libro Rojo de las Aves de Colombia, una gigantesca investigación publicada en dos volúmenes, liderada por el vicerrector de Investigación de la Universidad Javeriana Luis Miguel Renjifo, confirmó los peores temores de los expertos: el ave que fué vista por última vez en 1977 ha desaparecido por completo.
De acuerdo con la investigación, que tardó 10 años y fue aprobada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a finales de los años 70, se extinguió el Zambullidor Cira, un ave que solo se encontraba en humedales y lagos de la Cordillera Oriental de Colombia.
Existen otras 140 especies que están amenazadas en Colombia, donde habitan 1.900. Aunque las especies en peligro representan sólo un 7% del total, es necesario preservarlas. Así lo afirmó Ángela María Amaya Villarreal, bióloga y coinvestigadora del Libro Rojo de Aves de Colombia que recientemente publicó su segundo volumen para mostrar el estado de las aves en nuestro país.
Ángela María, explicó cuáles son las causas de amenaza para las aves y qué deberíamos hacer para protegerlas. Según cifras del Libro Rojo, de las 140 especies en peligro, 55 sólo existen en colombia.
Son varias las especies que están en la categoría de peligro crítico, probablemente extinto. En esta categoría está, en este segundo volumen del libro, un colibrí que se llama Heliangelus de Bogotá. Es un caso muy particular porque es una especia que se describió; es decir, la ciencia supo que existía a partir de un espécimen de museo, a comienzos de 1900. Hoy es posible que exista una población en algún enclave seco de la Cordillera Oriental.
Existen otras especies endémicas que se encuentran en peligro crítico, como el cucarachero del Chicamocha, el cucarachero de pantano y el paujil colombiano. El cucarachero del Chicamocha es un ave pequeña que vive en el bosque seco tropical de las cuencas de los ríos Chicamocha, Suárez y Sogamoso, en Boyacá y Santander. Es una especie amenazada por pérdida de hábitat, depredación de animales domésticos (gatos y perros) y por expansión urbana en San Gil. De hecho, el bosque seco es uno de los ecosistemas más amenazados de Colombia y del mundo.
Por su parte el paujil colombiano, tiene una distribución más amplia. Originalmente estaba en las cuencas medias y bajas de los ríos Cauca, Magdalena y en el sur del Huila, hasta las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Particularmente, en los alrededores del río Magdalena, la frontera agrícola, los cultivos ilícitos y la minería de oro se han intensificado. Estas actividades se consideran amenazadas para esta especie, además de la cacería deportiva y la subsistencia.
¿Qué se puede hacer para preservarlas?
El Libro Rojo, visibiliza y es una herramienta política contundente porque todas las especies, tanto de fauna como de flora se encuentran en un libro rojo, pasan al Ministerio de Medio Ambiente. Ahí el comité nacional de categorización se encarga de compilar todas estas listas y libros rojos y las incluye en una resolución de especies amenazadas de Colombia. Entonces, por la ley están protegidas como especies en riesgo de extinción y eso tiene repercusiones en las actividades que representan una amenaza, como el tráfico ilegal de especies. Por otro lado, las corporaciones autónomas regionales tienen la responsabilidad de velar por la preservación de esas especies a largo plazo; entonces, ellas pueden actuar de manera activa. Por ejemplo, declarando áreas protegidas de carácter regional.
Además, se conoce que la principal causa de amenaza es la pérdida de hábitat, una estrategia importante es proteger el hábitat, velando para que su degradación cese o disminuya. Así como velar por expandir las áreas protegidas, tanto en área como en cantidad. (Lee también: Crean aerogenerador que protege las aves)